miércoles, 26 de junio de 2013

El reino de Nájera



El Reino de Nájera:

Mejor diremos el Reino de Navarra, aunque hablamos de mi querido Logroño, en estos devenires de la historia, en los cuales “gronio” paso de manos herejes a manos cristianas, por allá por los años 900, principios del siglo X, nos encontramos bajo la protección de Sancho I de Navarra (Sancho Garcés), con ayuda de Ordoño II rey de León, quienes reconquistaron nuestra ciudad, siendo en el reinado de este cuando fue desviado el camino de Santiago, por Logroño, lo que hace a la misma punto importante dentro del Reino de Navarra.


Siendo a mediados del siglo XI cuando fue construido el primer puente sobre el Ebro, este atribuido a San Juan de Ortega, de este y posteriores puentes no queda rastro alguno, aunque se sabe que estaba ubicado en el mismo lugar que ocupa El actual puente, que por cierto lleva el mismo nombre, aunque todo el mundo lo conoce por el puente de piedra.


Data también de esos tiempos del Medioevo la calle rúa vieja y en ella la ermita de San Gregorio Ostiense, reconstruida en el año 1971 debido a su estado ruinoso, en ella figura la inscripción siguiente:” Esta es la dichosa casa en que vivió San Gregorio y murió en ella en el año 1044, hallándose a su muerte Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega, sus discípulos. Y a honra y gloria suya hizo construir esta capilla don Alonso de Bustamante y Torreblanca, regidor perpetuo de esta ciudad cuyas son las casas y se acabó el año 1642”.


domingo, 23 de junio de 2013

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Allá por el año 844 ocurrió muy cerca de Gronio un hecho muy importante para nuestra ciudad, La batalla de Clavijo, la cual se dio en el monte Laturce el cual dista de Vareia, tan solo 24.000 pasos. Donde se enfrentaron las tropas de Ramiro I de Aragón y las de Abderramán II.


Se dice que cuando llevaban varios días de encarnizada contienda y las fuerzas de ambos ejércitos se encontraban muy igualadas se apareció en el campo de batalla el apóstol Santiago montado en su blanco corcel, decantando la victoria a favor del bando cristiano.

Mezclando historia y leyenda, bien por la necesidad de poner confianza entre las tropas cristianas, o por que se había iniciado una peregrinación a la tumba del “Mata moros” descubierta pocos años antes. Se cree en varias apariciones del apóstol y prueba de ellas encontramos en la Iglesia de Santiago de Logroño una gran estatua del mismo que seguramente no hace justicia a la figura del Santo.


Según algunos historiadores esta batalla pudo poner fin al humillante tributo de las cien doncellas. El mito dice que en el año 783 Mauregato, hijo bastardo del rey de Asturias Alfonso I, heredó el trono gracias al apoyo de Abderramán I quien, a cambio le pidió el pago de un singular tributo: cien doncellas para su harén. Bermudo los sustituiría por dinero y Alfonso II el Casto lo suprimiría, yendo incluso a la guerra. Luego, Abderramán II se lo volvió a reclamar a Ramiro I que tuvo que acceder dada su inferioridad.

viernes, 21 de junio de 2013

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Cuenta Waldo Giménez Romera en su crónica de la provincia de Logroño, acordaros que antes de ser LA RIOJA éramos la provincia de Logroño.

Fue. Strabon, que puede decirse echó las bases de la geografía histórica, es el primero que da alguna luz respecto á la población del territorio que nos ocupa, y dice textualmente en su libro III que «los griegos lacones venidos de Sicilia á España, se avecindaron en una parte de la ahora llamada Cantabria.»
     Esta aseveración es preciosísima, pues al mismo tiempo que descubre el origen de la población, sienta el preliminar para venir en conocimiento del verdadero nombre del país de Logroño. Efectivamente, esos leucades ó luconios, llamados también por Estabón y otros escritores, grunios ó gronios, fueron los que dieron el nombre á la Luconia de los historiadores romanos, á la Ruconia del tiempo de los godos, á la actual Rioja, y á su capital Lucronium ó Logroño. Esta idea, que no había podido ser establecida hasta que al fin del siglo último fue hallado por el abate Giovenazzi en la Biblioteca Vaticana el fragmento del libro XCI de Tito Livio, no ha sido debidamente esclarecida hasta estos últimos años en que un hombre muy amante de las glorias de su país, D. Ángel Igualador, se propuso hacerlo, dejándonos pruebas convincentes de ello en la parte dada á luz de sus Discursos  críticos sobre las antigüedades geográfico-históricas de la Rioja que la temprana muerte del autor no permitió concluir.


     No importa que solo suene rara vez en los historiadores latinos el nombre antes expresado de Leucada ó Luconium. El pasaje de T. Livio á que antes hemos hecho referencia, prueba evidentemente que esta población famosa llevaba como cognomento principal el de Contrebia ó Cantabria, y siendo esto indudable, queda igualmente demostrado que cuanto se refiere en los historiadores á la expresada Cantabria, se sobreentiende ser de Leucada. Veamos antes de pasar más adelante el pasaje del historiador romano:
     Deproeter quam urbem (Contrebiam quae Leucada appellatur) oportunissimus ex veronibus transitus erat in quamcumque regionem ducere (Sertorio) exercitum statuisset. Lo que quiere decir en castellano: «Cerca de aquella ciudad (Contrebia, apellidada Leucada) había un paso oportunísimo para los berones, á cuya región convenía (á Sertorio) conducir su ejército (contra Pompeyo y Metelo.»

      Ahora bien: no cabe género de duda de que esta Contrebia es Cantabria: Veleyo Paterculo y Sexto Aúrelio Víctor la nombran de esta última manera, y aun así figura en las ediciones antiguas de Valerio Máximo. El Gerundense en su Paralipomenon Hispaniae, y Lope García de Salazar en sus Bienandanzas y fortunas declaran que leyeron en dichas ediciones Cantabria, diciendo ser esta la del cerro cabe ó junto á Logroño. En estos tiempos en que no había mas que manuscritos, tales declaraciones son de gran peso, pero no son ellas solas las que hay en apoyo de esta idea.

    Estrabon confirma la existencia de Cantabria como cercana al paso del Ebro, diciendo que uno de sus extremos estaba pegado á las casas de Varia. M. V. Marcial lo corrobora llamándolo vado apausado del Veron, situado entre dos montes (Joar y Laturce ó Clavijo), y Plinio lo testifica diciendo que era un obstáculo insuperable para navegar rio arriba desde Varia las embarcaciones mercantiles.








Y hablase en la crónica de Alfonso VI de sus gentes:

Distinguíanse los cántabros por su ruda y agreste ferocidad. Intrépidos y belicosos, de génio indomable y levantado ánimo, contentos y bien hallados entre la fragosidad de sus bosques, en guerra siempre con otras gentes por sostener su independencia, negábanse estos montañeses á toda transacción y aun á toda comunicación con los demás pueblos. Su furor marcial llenó de terror á cuantos intentaron su conquista.
    Servíanse de una especie de escudos llamados peltas, y de armas ligeras como el venablo, la honda y la espada, armas propias de gente que necesitaba de agilidad para sus correrías por las montañas. Los jinetes tenían acostumbrados sus caballos á trepar por las montañas, y al modo de los astures, no menos guerreros que ellos, solían montar dos jinetes en un mismo caballo para poder combatir á pié y á caballo cuando el caso lo requiriese. Hacíaseles insoportable la vida sin el arreo de las armas, y cuando la falta de vigor los inutilizaba para la guerra, preferían la muerte á una vejez que tenían por desdorosa, y la buscaban precipitándose de lo alto de una roca.

martes, 18 de junio de 2013

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La entrada de los invasores Árabes y Bereberes fue para ellos un paseo militar ya que contaron con la ayuda de godos y judíos fieles a la corte de Witiza; cuando llegaron no vinieron acompañados de sus mujeres, aunque ellas llegaron más tarde para llenar los harenes de Córdoba, granada y Sevilla, se calcula que alcanzaron la cifra de 200.000 contando con las cautivas cristianas, si estimamos la población nativa en 8.000.000 tenemos que la influencia de la arabización entre los descendientes es casi nula. En la Rioja, donde más llega a notarse es en la zona del alhama, allí construyeron canales y zonas agrícolas, teniendo en cuenta que fue la última zona que se reconquisto.


Aunque la existencia de Logroño no está documentalmente probada hasta el año 926, se tiene la certeza de que en el paso del Ebro y en su margen derecha había con anterioridad a esa fecha un núcleo de viviendas en la zona de la Ruavieja. Allí llegaban los peregrinos que venían por el camino de Santiago o camino francés desde mediados del siglo IX, pocos lustros después del hallazgo del sepulcro jacobeo. Santo Domingo de la Calzada contribuyó más tarde a mejorar la ruta riojana con la construcción de calzadas, puentes, hospitales y hospederías.



 Calle Ruavieja vista desde la calle el puente.
 En Logroño, los albergues y posadas de peregrinos, situadas en las calles Ruavieja, Barriocepo y Mayor, estaban señaladas por un pequeño escudo en sus fachadas con la figura de una concha o el anagrama J.H.S., de los que quedan ya muy pocos.





Plano aproximado de Logroño en los años de
la dominación árabe.

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Tras las tropas de Leovigildo y de la ocupación Romana, Logroño entra en la dominación árabe, aunque aquí decimos que del “Ebro pa bajo tierra conquistada“ lo cierto es que de aquella época y más aun de los primeros 100 años existen datos no muy relevantes. Alonso I El católico que había nacido en Tritium (Tricio) y establecido en Cantabria su reino aprovechando las victorias de D. Pelayo y los años de sequia avanzó desde Burgos por Pancorbo, llegando hasta Calagurris, conquistando Logroño en el año 755. Pasados 4 años Abderramán I reconquistó la zona por lo que volvimos a estar bajo el dominio Musulmán.


Algunos caudillos de origen visigodo, al invadir los árabes la Península, se convirtieron al islamismo a fin de conservar sus bienes y preeminencias, además de dirigir los destinos de algunas regiones. Entre ellos destacan los miembros de una familia noble de estirpe goda, sucesores del conde Cassius, conocidos con el sobrenombre de Beni Casi o Banu Qasi, que durante más de doscientos años gobernaron gran parte de La Rioja.

Las fuerzas invasoras penetraron en La Rioja por Alfaro el año 714 y como hasta 1119 no fue recuperada la comarca cerverana, último baluarte musulmán en nuestra región, se calcula que los árabes dominaron en ella, en todo o en parte,. más de 400 años. 

Sus plazas fuertes fueron Tudela, Tarazona y Borja en Aragón; Valtierra y Deyo de Estella en Navarra y Arnedo, Viguera y Albelda (Al Baida = 'la blanca') en La Rioja.(1)
En los cuatro siglos que duró la dominación árabe sobre alguna de las zonas del territorio riojano, la región fue una especie de 'tierra de nadie' y la población estuvo sometida a continuos ataques y escaramuzas por parte árabe. Eran frecuentes en esos años las 'azeifas' de rapiña contra las poblaciones campesinas y las devastadoras razzias árabes, sufridas cada verano. Durante casi un siglo  (759 - 844)  la línea del frente se podría situar entre los valles del Najerilla (Grañón y Nájera) y del Iregua - Viguera y Albelda (Clavijo)
Logroño, aldea insignificante en esa época, quedaba justo en el límite de la 'Frontera Superior' del territorio musulmán, fortificado en las plazas de Viguera y Al Baida (Albelda) y estas fortalezas serán el foco de la confrontación para los monarcas asturiano - leoneses (Los Ordoños y Ramiros) y navarros -  (los Sánchez Garcés). (2)
(1)             José Morales de Setién y García. La dominación musulmana en la Rioja (711-1031) Biblioteca Gonzalo de Berceo.
(2)             Reslitur.com