Si realmente queremos bucear en los orígenes de Logroño tenemos
que poner los ojos en el monte Cantabria y en el barrio de Varea.
Es el monte Cantabria de una altitud de 492 m. habiendo un
desnivel de 76 metros desde su base donde se encuentran unas ruinas de un
poblado de apenas 1 Ha de extensión, en la que se encuentran vestigios del Neolítico,
aunque tuvo su esplendor durante la época romana siendo destruido el año 574
por las tropas visigodas del rey Leovigildo.
En su cara sur, la que mira hacia el Ebro podemos ver una
cueva, la del Águila o cueva grande, de origen incierto parece que pudo ser un
columbario pues hay restos de más de 1500 nichos. Lamentablemente su estado de
conservación es deplorable.
San Braulio, obispo de Zaragoza, escribe en el libro “la
vida de San Millán” que probablemente fueron los habitantes de Cantabria los
que dieron nombre a Logroño señalando desde el cerro a”illo gronio” unión de latín y celta que significa “aquel vado”, o
zona poco profunda y de aguas tranquilas por donde cruzar el rio, lugar donde
se encuentra el puente de Piedra.
Por la parte norte pasa el camino de Santiago (camino Francés),
procedente de Navarra
A poco más de 2 kilómetros se encuentra la ciudad romana de Varea
(Vareia según Plinio el viejo) lugar donde se cruzaban dos importantes vías
romanas, la del valle del Ebro y la que enlazaba Francia (Bayona) con Pamplona
(Pompaelo), Numancia y el centro de la península (Toletum - Emérita Augusta
etc.).
Plaza en su libro Etimologías
vascongadas, según el autor, el Rey Leovigildo, permitió después de incendiar
tanto Cantabria como Vareia, a los supervivientes establecerse en Loroño que en
vasco significa al pie de los caídos , Aunque existen muy pocos documentos al
respecto de los primeros siglos de la existencia de Logroño.
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